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Mitos y realidades de las residencias de personas mayores

En los últimos años, las residencias para personas mayores han estado a menudo en el centro del debate público. Lamentablemente, ese debate no siempre refleja fielmente la realidad de muchos centros, como es el caso de la Asociación Saleses. A día de hoy, siguen circulando una serie de mitos y frases hechas que no hacen justicia al trabajo, al compromiso y al acompañamiento que ofrecemos desde la atención residencial.

“Una residencia es un lugar triste”
Este es quizá uno de los tópicos más extendidos. En Saleses, cada día es una oportunidad para compartir, crear, aprender y, sobre todo, vivir. Organizamos actividades lúdicas, salidas, talleres, celebraciones y espacios de escucha y relación. Hay momentos para reír, para emocionarse y, también, para descansar, pero lo que nunca falta es calidez y vida compartida.

“En las residencias las personas pierden autonomía”
La realidad es justo la contraria. Una de nuestras prioridades es fomentar al máximo la autonomía personal, respetando los ritmos, las preferencias y las capacidades de cada residente. A través de la atención centrada en la persona, el trabajo interdisciplinar y los apoyos necesarios, favorecemos que cada residente pueda seguir decidiendo, participando y manteniendo el control sobre su vida cotidiana.

“Cuando alguien entra en una residencia, la familia se aleja”
En Saleses, la familia forma parte activa del día a día y es una pieza que consideramos absolutamente fundamental. Las visitas siempre son bienvenidas, la comunicación es constante y el vínculo se mantiene —y a menudo se refuerza— gracias a un entorno seguro, de confianza y con una atención profesional y humana. Entendemos que el cuidado es una responsabilidad compartida, y también acompañamos emocionalmente a las familias.

Otras frases que hemos escuchado a menudo son “todos hacen lo mismo”, “siempre se come lo mismo” o “no hay intimidad”. En Saleses, cada persona es única, y así lo hacemos sentir. Ofrecemos menús personalizados, actividades diversas adaptadas a intereses y capacidades, y espacios privados que garantizan la dignidad y la intimidad en todo momento, siguiendo el modelo de unidades de convivencia.

Las residencias son, hoy en día, un recurso clave en el cuidado de las personas mayores. Lejos de ser un último paso, son espacios donde se puede seguir viviendo con calidad, seguridad y afecto. Desde Saleses, reivindicamos esta mirada y trabajamos cada día para romper estereotipos.

A la hora de escoger una residencia, es importante tenerlo todo en cuenta: que implementen un modelo de atención centrada en la persona, que cuenten con pequeñas unidades de convivencia, que ofrezcan un programa de actividades diverso. Y, sobre todo, que se visite la residencia antes de solicitar la plaza.

Porque cuidar bien es también explicar bien qué hacemos y cómo lo hacemos.